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martes, 24 de mayo de 2011

SUGERENCIAS PASTORALES PARA EL TIEMPO PASCUAL

Después de preparar con notable esfuerzo pastoral, la gran celebración pascual, pasada la Vigilia y el primer domingo de Pascua, parece a menudo que entramos en domingos durante el año. ¿Qué hacemos de la cincuentena pascual? ¿Qué hacemos de la gran fiesta cristiana que debería prolongarse durante estas siete semanas?

El tiempo de Pasuc hay que planificarlo y prepararlo. Sería bueno que se hiciera antes de empezar la Semana Santa con la reunión del equipo de liturgia y pensando conjuntamente, las líneas principales que el tiempo deberá tener.

A continuacion aportamos algunas sugerencias y puntos a tener en cuenta:


LA AMBIENTACIÓN DE LAS CELEBRACIONES

Para que se vea que estamos celebrando algo importante, es decisiva la  imagen tanto visual como auditiva que dé la Iglesia en la que nos reunimos. Es necesario valorar los signos, y que esos signos sean festivos.

§          Tantas flores como sea posible, y tanta iluminación como sea posible. ¿Por qué no pedir a los asistentes que traigan flores? La gente de ornamentación podría pedir la clase de flores que necesita o se las ingeniará para combinar la variedad.

§          Emplear la música: vale la pena que el que entre en la iglesia, se encuentre acogido por un fondo musical.

§          Colocar carteles de vivos colores que destaque el tiempo que celebramos.

§          Que en el atrio de la iglesia se ponga cada domingo un mural con alguna fotografía y algunas frases de la liturgia del día.

§          La presencia del Cirio Pascual adornado con flores y colocado en un soporte digno y estético, colocado cerca del ambón. Este Cirio ilumina todas las celebraciones de la comunidad cristiana, también las de la Liturgia de las Horas, durante todo el Tiempo Pascual, hasta la tarde de Pentecostés.
Pero además está presente en dos sacramentos: En el Bautismo encendemos el Cirio Pascual: es el recuerdo simbólico de que bautizarse es incorporarse a la Muerte y Resurrección, a la Vida Nueva de Cristo; también en las Exequias se enciende el Cirio: el que empezó su camino de fe a la luz de Cristo, lo concluye a la misma luz. En ambas ocasiones, el Cirio se enciende cuando se reúne la comunidad, como el primer rito de entrada.

§          Otro típico signo de Pascua es la pila bautismal, si no está en un lugar accesible a todos, entonces habrá que mantener limpio el recipiente donde coloca diariamente el agua a la entrada de la Iglesia.


EL ESTILO DE LAS CELEBRACIONES

§          Hacer la aspersión del agua cada domingo, en lugar del acto penitencial. Es necesario presentarlo como recuerdo pascual del bautismo: hacerlo muy significativamente, y cantar cantos pascuales o bautismales.

§          Cantar el Gloria, si no es posible, podría acompañarse de música instrumental.

§          Cantar, cantar mucho, y cantar cantos pascuales. El Aleluya debería resonar con frecuencia (explicar alguna vez su sentido), por ejemplo destacando la aclamación del evangelio, y empleando cantos que lo contengan.

§          La predicación. Que sea pascual; siempre resulta más fácil predicar para que la gente "se convierta" que predicar para que viva el gozo de la salvación.

§          Destacar la plegaria eucarística, cantando cada domingo el prefacio (o al menos sus tres invitaciones), la aclamación de la consagración y la doxología final. Y que el sacerdote proclame toda la plegaria con la conveniente expresividad.

§          El Credo en forma de preguntas cada domingo o usar el Credo breve, hacer procesión de ofrendas, decir la bendición solemne.


UN TIEMPO SACRAMENTAL

Es un tiempo propicio y pedagógico para ayudar a entender que los sacramentos son participación de la vida del Resucitado y no actos aislados.

§          Celebrar Bautismos.

§          Poner las Confirmaciones en este tiempo. Para que se vea que es un sacramento, una nueva participación del Espíritu del Señor resucitado.

§          Primeras Comuniones.

§          La Unción de los enfermos. Es un momento ideal para organizar un encuentro de enfermos dentro de alguna eucaristía dominical, administrándoles allí el sacramento: ¡la fuerza del Señor resucitado!

El mejor servicio que podríamos prestar a nuestras comunidades cristianas sería intentar comunicar este espíritu pascual de celebración, de fe en el Resucitado, de esperanza en el camino hacia la vida que Dios quiere.


LA VIRGEN MARÍA, EN PASCUA Y PENTECOSTÉS           

Ciertamente no faltan motivos para recordar a María en el tiempo de Pascua y en la espera de la venida del Espíritu Santo. Sabemos indirectamente que la Virgen participa de la Pascua del Hijo, en la alegría de su Resurrección y que está presente en Pentecostés, en la oración común.

Entre los elementos marianos de la liturgia del tiempo pascual recordamos: el saludo de completas, Regina coeli; el Magnificat de Vísperas.


OTROS EJERCICIOS PIADOSOS

§          La bendición anual de las familias en sus casas: Es una ocasión propicia para hacer resonar en las familias cristianas el recuerdo de la presencia continua de Dios, llena de bendiciones, la invitación a vivir conforme al Evangelio, la exhortación a los padres e hijos a que conserven y promuevan el misterio de ser "iglesia doméstica".

§          El "Vía lucis": En él, como sucede en el Vía Crucis, los fieles, recorriendo un camino, consideran las diversas apariciones en las que Jesús (desde la Resurrección a la Ascensión, con la perspectiva de la Parusía) manifestó su gloria a los discípulos, en espera del Espíritu prometido (cfr. Jn 14,26; 16,13-15; Lc 24,49), confortó su fe, culminó las enseñanzas sobre el Reino y determinó aún más la estructura sacramental y jerárquica de la Iglesia. En una sociedad que con frecuencia está marcada por la "cultura de la muerte", con sus expresiones de angustia y apatía, el Vía lucis es un estímulo para establecer una "cultura de la vida", una cultura abierta a las expectativas de la esperanza y a las certezas de la fe.

§          La devoción de la divina misericordia: Puesto que la liturgia del "II domingo o de la divina misericordia", constituye el espacio natural en el que se expresa la acogida de la misericordia del Redentor del hombre, debe educarse a los fieles para comprender esta devoción a la luz de las celebraciones litúrgicas de estos días de Pascua. En efecto, "El Cristo pascual es la encarnación definitiva de la misericordia, su signo viviente: histórico-salvífico y a la vez escatológico. En el mismo espíritu, la liturgia del tiempo pascual pone en nuestros labios las palabras del salmo: "Cantaré eternamente las misericordias del Señor" (Sal 89 (88), 2)".

§          La novena de Pentecostés: La Escritura da testimonio de que en los nueve días entre la Ascensión y Pentecostés, los apóstoles "permanecían unidos y eran asiduos en la oración, junto con algunas mujeres y con María, la Madre de Jesús, y con sus hermanos" (Hch 1,14), en espera de ser "revestidos con el poder de lo alto" (Lc 24,49). De la reflexión orante sobre este acontecimiento salvífico ha nacido el ejercicio de piedad de la novena de Pentecostés. En realidad, en el Misal y en la Liturgia de la Horas, sobre todo en las Vísperas, esta "novena" ya está presente: los textos bíblicos y eucológicos se refieren, de diversos modos, a la espera del Paráclito. Por lo tanto, en la medida de lo posible, la novena de Pentecostés debería consistir en la celebración solemne de la Vísperas. Si no es posible, la novena que se prepare debería reflejar los temas litúrgicos de los días que van de la Ascensión a la Vigilia de Pentecostés.

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